Ari Vatanen volvió a subirse al Peugeot 205 T16
El veterano campeón del Mundo de Rallyes y cuatro veces ganador del Dakar fue el invitado de honor del Rallye Festival de Hoznayo.

El veterano campeón del Mundo de Rallyes y cuatro veces ganador del Dakar fue el invitado de honor del Rallye Festival de Hoznayo, un evento espectacular que pone sobre los tramos los mejores coches de rallye de todos los tiempos para el delirio de una afición que vibra y se emociona con el paso de cada coche.
“Estoy muy feliz de estar en España”, comentaba el piloto finlandés, “no lo digo por adular, lo siento de corazón. A mi edad, no tengo la necesidad de hacer estas cosas si no quiero, y decidí venir porque realmente lo deseaba. No he venido a España tanto como me hubiera gustado últimamente, así que ser recibido así es fantástico. La pasión que hay aquí por los rallyes se siente. En Finlandia también somos apasionados, pero lo expresamos menos. Aquí, lo transmiten con todo el corazón”.
¿Qué papel ha tenido en la vida de Ari Vatanen el Peugeot 205 T16?
“El Peugeot 205 es parte esencial de mi historia, de mi vida. El coche en sí fue una apasionante aventura humana y estar dentro de la marca fue muy bonito. La marca no estaba en su mejor momento financiero en aquel tiempo y el Peugeot 205 ayudó a levantarla. Ganamos mucho y no solo en competición, pero también perdimos mucho, incluso vidas. Yo mismo casi muero en Argentina en un terrible accidente. Fue una época intensa y bonita”.

No es la primera vez que corres por los tramos de Cantabria…
“Cierto, y sabía que sería fantástico, por eso vine, porque sentía que sería un buen fin de semana, con gente sincera y apasionada por los rallyes. Me han recibido como a un hermano que vuelve a casa. Hice el Rally Firestone en 1981, pero no había vuelto a esta zona de España desde entonces. Recuerdo que no conocíamos a los pilotos locales y pensábamos que sería fácil ganar. Pero había un piloto muy rápido… (el ganador del Rally Firestone de 1981 fue Jorge de Bagration, pilotando un Lancia Stratos HF con Víctor Sabater de copiloto). Creo que quedamos segundos. En esos años, además del mundial, íbamos a diversos rallyes, en Canarias, Chipre, Madeira… Lo hacíamos por pasión. Ese espíritu era maravilloso. Estos eventos, como el de Hoznayo, son como reuniones familiares, y son esenciales para transmitir nuestra pasión a las nuevas generaciones. Es nuestra responsabilidad”.
¿Tienes un recuerdo especial con el Peugeot 205?
“La gente suele esperar que hable de una victoria, pero mi mayor triunfo fue estar en la Plaza del Trocadero en París justo antes del Dakar de 1987. Un año y medio antes, casi muero en Argentina. Estar ahí, vivo, fue como una segunda oportunidad, una segunda vida. Hubo un momento en el que no veía la luz, no había esperanza y casi ni futuro durante mi recuperación. Pero volví. Ese fue mi mayor triunfo. Ganar el Dakar fue solo un añadido”.

¿Qué hizo especial al Peugeot 205?
“Muchas cosas, lo más importante es que fue construido para superar al Audi Quattro. Al principio nadie creía en él, pero tenía tracción y motor central y fue un coche fantástico. Muy pronto fue competitivo. El coche te daba confianza, y cuando tienes confianza, puedes volar. Fue más que un coche; toda la empresa Peugeot vivió aquella aventura con nosotros. Aunque tuvo puntos débiles—como el accidente que sufrí en Argentina—, pero insisto, fue una época increíble, una verdadera y maravillosa aventura humana”.